CONCEPTOS
Resalta la capacidad de los actores sociales para transformar la realidad. Esto implica que las clases populares y los movimientos sociales no son meros receptores pasivos de las condiciones históricas, sino protagonistas activos de su devenir. (Gilly, 1971).
Se refiere a la capacidad de los movimientos sociales y las clases subalternas de actuar de manera independiente de las instituciones estatales y los partidos políticos tradicionales, defendiendo sus propios intereses. (Gilly, 1971).
Analiza cómo los países de América Latina están subordinados a las economías centrales del capitalismo global. Este modelo perpetúa la desigualdad económica y política entre el Norte global y el Sur global. (Gilly, 1971).
Describe cómo las estructuras coloniales se mantienen dentro de los países de América Latina, subordinando a las comunidades indígenas y campesinas a través de sistemas económicos y políticos internos. (Gilly, 1971).
Enfatiza la importancia de que las clases trabajadoras reconozcan su posición dentro de la estructura capitalista para actuar en función de sus intereses colectivos y luchar contra la explotación. (Gilly, 1971).
Propone una forma de democracia que va más allá de los procedimientos electorales, promoviendo la participación activa y directa de los ciudadanos en la toma de decisiones, especialmente de las clases subalternas. (Gilly, 2005).
Examina las contradicciones inherentes en los procesos revolucionarios, destacando cómo las alianzas entre clases sociales pueden impulsar o limitar los avances hacia una transformación social radical. (Gilly, 1971).
Pone el énfasis en las experiencias y luchas de las clases populares como motores de la historia, en contraposición a una narrativa centrada en las élites políticas y económicas. (Gilly, 1995).
Analiza cómo el nacionalismo puede ser utilizado como una herramienta política para movilizar a las masas populares, pero también advierte sobre su potencial para ser cooptado por las élites en detrimento de los intereses de las clases subalternas. (Gilly, 1995).
Describe cómo los procesos revolucionarios pueden ser detenidos o desviados por alianzas entre las élites y sectores de las clases populares, impidiendo una transformación social completa. (Gilly, 1971).
METODOLOGÍA
Método de Adolfo Gilly
- Materialismo histórico: Se basa en el análisis de las estructuras económicas y las relaciones de poder que configuran las sociedades. Para Gilly, las dinámicas históricas se explican a partir de la lucha de clases y las contradicciones inherentes al sistema capitalista. Este método le permitió estudiar fenómenos como la Revolución Mexicana y el capitalismo dependiente en América Latina, considerando las condiciones materiales y sociales específicas de la región.
- Análisis de las contradicciones sociales:Gilly explora las tensiones entre las clases sociales, los grupos subalternos y las élites económicas y políticas. Estas contradicciones son vistas como motores del cambio histórico. Por ejemplo, en su obra La revolución interrumpida, analiza cómo las alianzas de clase en la Revolución Mexicana moldearon los resultados del proceso revolucionario.
- Perspectiva histórica y diacrónica:Se enfoca en el desarrollo de los procesos históricos a lo largo del tiempo, entendiendo los eventos no como episodios aislados, sino como parte de una continuidad que refleja la lucha de clases.
- Uso crítico de fuentes primarias y secundarias: Gilly combina documentos históricos, estadísticas económicas, relatos de primera mano y análisis previos para construir un panorama amplio y profundo de los fenómenos que estudia. Recurre especialmente a archivos históricos, testimonios y textos clásicos del marxismo para fundamentar su análisis.
Metodología de Adolfo Gilly
- Interdisciplinariedad: Integra elementos de la historia, la economía, la sociología y la política para analizar los procesos históricos y sus implicaciones sociales y económicas. Esta integración le permite captar la complejidad de los fenómenos estudiados desde múltiples perspectivas.
- Historia desde abajo: Enfatiza la importancia de los actores populares, como campesinos, trabajadores e indígenas, en los procesos históricos. La metodología de Gilly prioriza las experiencias y perspectivas de estos sectores.
- Estudio de las revoluciones desde las clases subalternas: Analiza cómo los sectores populares organizan sus luchas y cómo estas son condicionadas por la estructura económica y política dominante. Por ejemplo, en La revolución interrumpida, centra su análisis en la lucha campesina durante la Revolución Mexicana.
- Crítica al nacionalismo oficial: Utiliza una metodología que contrasta las narrativas oficiales de los procesos históricos con las experiencias de las clases subalternas, revelando las contradicciones y los límites de las versiones estatales de la historia.
- Contextualización global y local: Sitúa los procesos históricos locales en un marco global, mostrando cómo las dinámicas internacionales del capitalismo y el imperialismo afectan a las luchas internas de los países latinoamericanos.
- Gilly señala que el nacionalismo en América Latina ha sido frecuentemente cooptado por las élites para consolidar su poder, desviando el potencial transformador de las luchas populares. Por ejemplo, en La revolución interrumpida, analiza cómo el nacionalismo mexicano, aunque inicialmente aliado de los campesinos y trabajadores, terminó subordinando sus demandas a los intereses del Estado y las clases dominantes.
- Argumenta que América Latina opera en un modelo de capitalismo dependiente, donde las economías locales están subordinadas a las necesidades del capitalismo global, perpetuando la desigualdad y la explotación. Critica cómo los gobiernos latinoamericanos han perpetuado esta dependencia mediante políticas económicas que favorecen a las corporaciones extranjeras y las élites locales.
- Gilly destaca que las alianzas entre sectores populares y élites en los procesos revolucionarios suelen ser inestables y, en muchos casos, perjudican a los intereses de las clases trabajadoras y campesinas. Esto es evidente en su análisis de la Revolución Mexicana, donde denuncia cómo las élites utilizaron el movimiento campesino como instrumento para consolidar su poder sin cumplir plenamente sus demandas.
- Considera que los Estados latinoamericanos han jugado un rol ambivalente: mientras que a menudo han impulsado reformas en nombre del pueblo, también han actuado como instrumentos de control y represión contra los movimientos populares. Subraya que los proyectos de desarrollo estatal suelen marginar o despojar a las comunidades indígenas y campesinas.
- Gilly cuestiona las versiones oficiales de la historia que minimizan o tergiversan el papel de las clases populares en los procesos históricos. Propone una “historia desde abajo”, que recupere las voces y experiencias de los sectores subalternos, contrarrestando la hegemonía de las narrativas elitistas.
LIBROS Y PUBLICACIONES
Gilly, A. (1971). La revolución interrumpida. Ediciones Era
Gilly, A. (1995). El tiempo del despojo. Ediciones Era.
Gilly, A. (2005). Historia a contrapelo. Ediciones Era.
IMAGEN
Gilly, A. (1983). Mexican Revolution.